
Estoy agradecida por haber tenido la oportunidad de estar de manera online con un grupo de familias quienes pudieron expresar a través del arte y la palabra como se sentían en estos momentos de confinamiento en casa.
Rescato a partir de este resumen una parte de lo que pasó durante la sesión, algunas de las palabras sabias y lúcidas expresadas por las/los menores que a las adultas nos consternaron, dejando ver una mezcla de sentimientos y pensamientos dicotómicos que están viviendo por el confinamiento en casa debido a la situación del COVID-19. Muestro algunas de las imágenes creadas con el consentimiento de las personas participantes.
Al igual que las personas adultas, las niñas y niños también están padeciendo por la situación que estamos viviendo, por lo que ocurre allá afuera, «me siento como agua en un vaso», refirió una de las pequeñas, «antes éramos libres como el agua del mar».
«Por un lado me siento feliz porque puedo estar más con mi familia, pero triste porque se está muriendo mucha gente», es lo que refirió una de las niñas participantes; expresaron la tristeza que el encierro les provoca y en contrapartida el orgullo por estar haciendo un bien para otras personas, pero sobre todo para la tierra que ahora sufre de menos contaminación; una niña de 7 años pudo compartir su enfado y la injusticia por no poder salir de casa a diferencia de las personas adultas, pero también comentó que comprendía que tenga que ser así por el bien de otras personas, en su imagen se ve una niña de pie y de expresión triste al lado de una mesa donde hay un plato de comida, «pero la niña se siente mal y no puede comer», la imagen da cuenta también de la sensación de solitud expresada por ella.
Esta soledad fue mostrada de manera explicita a través de la imagen de otra niña que según sus palabras, la soledad se ve agravada por los deberes escolares que literalmente caen del cielo, los cuales están representados como una tormenta eléctrica (Ver imagen 1). No poder ver a las amigas y a los amigos, conformarse con ver desde los balcones, sin poder acercarse a sus seres queridos; ser conscientes de la gravedad de nuestra realidad son parte de los elementos expresados a través de este encuentro online que surgió como una propuesta de apoyo a través de arteterapia en una plataforma online.
También surgieron imágenes y palabras de esperanza, la importancia de crear nuestro propio mundo y realidad para llevar de mejor manera el encierro y con la esperanza de que esta experiencia nos ayude a construir un mundo mejor (Ver imágenes 2 y 3). El caracol creado por un peque, su madre y su padre como metáfora de la casa que llevamos cada persona; corazones, flores, un mundo sostenido por manos, una matriz, círculos de gran vivacidad, uno color del fuego y otro azul como el agua; todas imágenes que conmueven.
Cada una de las personas participantes, adultas e infantes tuvieron un tiempo para comentar sus obras al grupo, grandes y pequeñas/os esperaron su turno y estuvieron a la escucha de las demás; una niña de 7 años mientras escuchaba siguió creando, su madre después de la sesión me envió su dibujo (Ver imagen 4), «creo que ella se hizo consciente de la forma en que esta situación afectaba a otras personas y cómo ella se encontraba frente a ello»… también compartió conmigo las palabras de su hija con respecto a su obra «afuera están los virus, pero yo estoy protegida, a mi no me pasa nada por que cuando intentan entrar se convierten en carbón. Afuera los coronavirus se están quemando porque hay protección. » Es una imagen protectora, un emoticono feliz que le contiene y le salva.
No puedo recoger en este resumen todo lo que se compartió en la intimidad del grupo, espero que este pequeño extracto sea útil para ver la necesidad de dar apoyo a las niñas y los niños, así como a sus familias, espacios en los que puedan expresarse, nombrar lo que sienten y piensan con respecto a esta nuestra realidad, la cual también les está envolviendo a ellas y a ellos.
La próxima semana ofreceré nuevamente una sesión para quien desee participar.




